Si hay un deportivo que es un icono desde su nacimiento, con permiso del siempre deseado Porsche 911, ese es el Ford Mustang. Fue una clara señal del éxito que llegaría que el primer día que se puso a la venta la primera generación, se vendieron veinte mil unidades -dos años después, en 1966, se llegó al millón-. En nuestros tiempos en color y no en blanco y negro, con un mercado totalmente distinto al de la década de los sesenta, año tras año sigue siendo el deportivo más vendido de Europa.
Y aunque haya sido presentado el Ford Mustang 2023, al actual le queda mucha vida, y más con ediciones especiales tan atractivas como la de la prueba: el Ford Mustang California Special.
Realmente se trata de un paquete de equipamiento que cambia exponencialmente su diseño. No recibe ninguna modificación mecánica, por lo que adopta la misma suspensión, dirección y el salvaje V8 de 450 CV de la versión GT. Todos las modificaciones son estéticas, y la verdad es que con ellas aumenta aún más su atractivo.
Los cambios más llamativos son los de su envoltorio exterior. Como la versión clásica, su costado adopta una franja -puede ser negra, roja o gris- con el logotipo GT/CS, solo que a diferencia del de 1968, que estaba situada en la zona media y se extendía desde la aleta delantera hasta el inicio de la trasera, el actual está alojada en la zona inferior y finaliza en el paragolpes trasero.
Asimismo, la parrilla en Negro Ébano con tramado de panal de abeja e insignia GT/CS en Rojo Carrera también es un guiño al mítico ‘pony car’. Complementan el conjunto unas llantas de 19 pulgadas bañadas en Gris Carbono, un splitter más grande en el paragolpes delantero, la placa GT/CS en el portón, que sustituye a las letras GT –la versión EcoBoost, que puedes ver aquí su prueba– exhibía el logotipo del caballo- y, cómo no, el techo de lona, única opción en este Ford Mustang California Special.
El habitáculo también pone de manifiesto que no se trata de una versión cualquiera, puesto que las alfombrillas y los asientos, que vienen calefactados y refrigerados, llevan el logotipo GT/CS en relieve. Estos últimos están tapizados en cuero negro y piel vuelta en gris -también tienen pespuntes en rojo, como las alfombrillas-. Y por si queda alguna duda, la placa Mustang California Special del salpicadero lo deja bien claro.
Antes de comenzar la prueba, levanto el capó para admirar esa obra de arte que, por desgracia, tiene los días contados en el mundo del automóvil. Se trata de un V8 de 5,0 litros, puro, sin asistencia eléctrica, que puede valer cada euro que Ford quiera pedir por él. Además, en esta versión, la torreta de suspensión lleva un distintivo California Special.
Me acomodo en el asiento del conductor, no sin antes mirar los traseros, que son más propios para niños, para complementar el espacio de carga -el maletero cubica 332 litros- o para alguien que quieras maltratar. Además, no tiene asistencia eléctrica, por lo que acceder a las plazas posteriores no es un ejercicio fácil.
Pero lo interesante de este coche es conducirlo, disfrutarlo al volante, tener el poder de decidir cuándo sacar su potencia y su par máximo, siempre acompañado de un sonido bronco, sugerente, de los que ya no quedan.
Por este último motivo, antes de arrancarlo, quito la capota. Esta, de accionamiento eléctrico pero anclaje manual, se pliega y se despliega a una velocidad inferior a 5 km/h. Descapotado, pulso el botón de encendido y el propulsor, sin haberle dado cancha para calentarse, brama y se adueña por completo de todo el silencio que reinaba hasta ese momento en el garaje.
Esta versión está disponible tanto con cambio manual como con automático. La unidad de prueba del Ford Mustang California Special adopta el último, que tiene más relaciones que Álvaro Muñoz Escassi. Esas 10 velocidades hacen que a 120 km/h, el bloque gire a tan solo 2.000 rpm, con lo que supone una ventaja para el consumo de carburante. Pero claro, si buscas eficiencia debes ser consciente de lo que tienes delante de ti: un bloque de mucha cilindrada y potencia compuesto por ocho cilindros. Que no te asuste si su consumo medio sube de los 11,6 l/100 oficiales.
Pero, sinceramente, eso es lo de menos. Si te compras un deportivo de este tipo es para disfrutar de lo que ofrece. Es cierto que no es el más rápido y ligero en curva, porque además sus 1.818 kilogramos se hacen notar; ni tampoco el que realiza un 0 a 100 en menos tiempo, ni el que equipa una dirección más rápida y precisa.
En todos estos aspectos está un pequeño escalón por debajo de otros contrincantes de origen alemán. También está por debajo en cuanto a precio, cosa que se agradece, porque los 63.730 euros que cuesta es la mitad de lo que piden los germanos. Esto es sensacional porque ningún coche tiene una relación precio/potencia, precio/cilindrada o precio/disfrute como el Mustang.
Y las cosas claras: esta sexta generación no es ese hierro que se balanceaba y cuyo chasis se retorcía en las curvas, más aún en su versión convertible, con menos rigidez torsional. Ford ha sabido mejorar su estructura y también ofrecer una suspensión al gusto europeo. Y sin duda, se nota. Ninguna tacha a su equipo de frenos, que mantienen a raya la masa de este descapotable tan seductor.
Continuo disfrutando de él por mi puerto de montaña favorito de la sierra madrileña. Este americano ofrece un placer que pocos coches pueden: el de reducir y reducir y reducir marchas con las levas para que el motor se revolucione y componga esa melodía tan cautivadora como fascinante, independientemente del modo de conducción escogido. ¿Y con la capota quitada? Medicina para mi cuerpo no prescrita por médicos.
Este paquete California Special para el Ford Mustang tiene un precio de 2.200 euros de sobrecoste sobre el Mustang Convertible, por lo que el manual parte de 62.930 euros y el automático, de 65.930 euros. Vistos los precios tan alocados del mercado, este Mustang GT/CS me parece un regalo.
Fotos: Jaime Sainz de la Maza
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